Lucy y su papá caminan por el borde de la plaza en un sábado lindísimo. Lindísimo porque les habían permitido pasear los fines de semana. Cuando lo anunciaron por televisión Lucy mucho no entendió ya que no conocía la palabra “airearse”.
- Papá, ¿qué es arerse?
- Airearse, Lucy, airearse.
- ¡Ah! Airearse. ¿Y airearse es caminar con vos de la mano?
- Y, sí.
- Y…es así de aburrido porque no puedo ir a los juegos ni verme con mis amigos. Muy divertido no es.
- Bueno Lucy, peor es estar encerrados en casa.
- Yo no estuve encerrada. Sólo no podía salir…a airearse.
- Airearme Lucy, airearme.
- Airearse…airearme, ¿en qué quedamos? Sigue aburrido. Mejor sacaba la cabeza por la ventana y listo.
- Lucy, yo no decido.
- ¿Y alguien me va a preguntar si estoy aireada?
- No creo.
- ¡Mirá, acá hay una hormiga! –Lucy se agacha- ¿Vos también saliste a airearme airearse?
- ¿Lucy! ¿La hormiga te va a contestar? –dijo el papá
- ¡Y qué importa! Si está aburrida… ¿Estás aburrida?
- Yo no.-respondió la hormiga- mientras el padre se rascaba el oído incrédulo y dudando si escuchaba algo raro.
- ¿Me oyó? –preguntó inquieta la hormiga.
- Seguro que sí pero prefiere no creer.
- ¡Ah! El eterno problema de los adultos. Mirá que con los años que tengo veo que nada cambia.
- Sí cambia.-Afirmó Lucy entristecida.-¿Sabías que no nos divertimos más?
- ¿Cómo? Ah, tenés razón, veo que no estás en los juegos… ¿Están castigados?
- ¿Y por qué tendrían que estar castigados los juegos?
- No Lucy, los chicos.
- No. Es por culpa del virus. Que no sé muy bien qué es. Lo llaman Corona y algunos le dicen bichito. Y nos dicen que es malo porque nos enferman.
- ¡Mirá vos! Debe ser un rey…por lo de Corona, digo. Pero “Bichito me da cariñoso,
- Así son los adultos. Confunden. Fijate: antes los monstruos eran horribles, como las madrastras y ahora son rechonchos y de colores. ¿Lo podés entender?
- ¡Adultos! ¡Padres! Seguro que te dan miedo.
- ¡Adivinaste! Y cuando nos airereamos no podemos tocar nada y menos a otro chico.
- Mirá Lucy, te soy sincera, creo que te puedo ayudar. La rana Nana…¡justo acá viene! Formamos un grupo de sabios para inventar soluciones. ¿No es cierto Nana?
- Sí, sí –dice Nana-.
- ¿Entonces ustedes son súper héroes?
- ¡No Lucy! –gritaron al unísono Nana y Negrita, porque la hormiga se llamaba Negrita.
- Bueno, no es para tanto- dijo Lucy sabiendo que había metido la pata.
- Los súper héroes nacieron así y no hay ningún mérito en eso. ¿No es cierto Negrita?
- Ningún mérito significa que no hicieron nada para tener poderes. En cambio los sabios tuvieron que estudiar, comprender, pensar, investigar para poder descubrir cosas nuevas.
- Pero a muchos chicos les gustan los súper héroes.
- Yo no me opongo, cada cual con sus gustos, sólo te muestro la diferencia. Vos elegís.
- ¡Pero aprender es aburrido!
- Yo opino que no es así, ¿no es cierto Rana Naná?
- ¡Absolutamente! Aprender es como crecer. ¿A vos te gustaría quedarte así de chiquita?
- ¡Momento! Aprender ¡es! crecer. ¿Y qué nos decís? Pensalo.- Y Naná aprovecho para dar algunos saltos. Y la hormiga se bajó la hoja que cargaba en su cabeza.
- Creo que es más divertido crecer.
- ¡Bién! –exclamaron ambas – Entonces ya podemos inventar. Primero empecemos con un juego. Conversaron entre ellas y le dieron una idea.
- -Vamos a darte una idea. Ya que no pueden tocarse pueden salir con guantes de colores y cuando se encuentren dos chicos o chicas con guantes del mismo color gritan: ¡Piedra Libre! Y el que grita primero gana.
- ¿Y qué gana?-
- ¡Haber ganado Lucy! ¿Te parece poco?
- No, no, es que no lo había pensado así.
- ¿No te parece que también estás jugando a las escondidas con Don Corona? Vos te escondés y él no te encuentra. Porque si no gana él.¿Ves?
- Y si no encuentro chicos con guantes… ¿qué hago?
- Jugás al fideo fino con tu papá.
- ¿Y eso qué es?
- Acercá tu oído que te explico- Y le explicó.
- ¿A qué jugarán los chicos de hoy? –Se preguntó la rana Naná limándose las uñas de sus patas.
- Ahh… ya me lo aprendí.- dijo Lucy despegando su oído de la hormiga.
- Y lo podemos hacer durante varios paseos de aireación, ¿no?
- Claro, cuando quieran, y si de paso gritan sus nombres ya tienen un amigo nuevo.
- ¿Te pasa algo Lucy que estás tan seria?
- Es que tampoco puedo ver a mis abuelos- dijo Lucy y entonces, apuradas, Naná y Negrita se acercaron y sólo se escuchó un: run run, run run.
- ¡Ya está Lucy! Cantales esta canción.-Le dijeron a dúo inflando sus pechos para alzar sus voces:
- “A un panal de rica miel,
- Corrieron los apurados,
- Sin pensar las consecuencias,
- Terminaron contagiados,
- Porque soy una inventora,
- Les cantaré a mis abuelos
- Una canción salvadora
- Mantengamos la distancia
- Que no gane Don Corona.”
¡Gracias sabias amigas nuevas! – gritó Lucy entusiasmada. -¿Y cómo hago para que todos los chicos se enteren?
Run,run,run… Eso lo dejamos en tus manos Lucy. Pensá.
Y ahora me voy Lucy. ¿Me acompañás Naná? Esta hoja pesa mucho.
-¡Pero sí Negrita, dale que te empujo! Nos vemos mañana a esta misma hora Lucy.- Y Lucy les hizo una reverencia de despedida. Nada de toquetearlas.
- ¿Y? – dijo el padre de Lucy, apagando su celular. ¿Qué te dijo la hormiga?
- Muchas cosas papi. Muchas cosas.
- Lucy, escuchame bien, vos sabés que las hormigas no hablan.
- Las tuyas papi, las tuyas. ¡Y ni te cuento las ranas! Mañana tengo que ponerme los guantes de colores. Y venimos acá a la misma hora.
Y Lucy tomada de la mano de su padre cantó: “Fideo fino, fideo cortado damos la vuelta para el otro lado.”
Su papá en silencio se rascó la cabeza. Y después sólo suspiró. Tal vez un poco resignado, digamos.
Al llegar a la casa la mamá preguntó: ¿Y? ¿Cómo les fue?
- Después te digo Ana. Primero voy a llamar a Lucas.
- Hola Lucas, vos sabés algo sobre ¿fideo fino fideo cortado, damos la vuelta para el otro lado?
- No, ni idea. No me suena. ¿Es una nueva dieta?
- No. Dejalo así. Hablamos después. Ahora tengo que buscar los guantes para Lucy. Parece que se lo dijo una hormiga. Y tampoco sabemos porque cortó rápido. Pero así lo hizo.
Y Lucy le preguntó: Papi, ¿vos sabías que los súper héroes ya nacen crecidos y sin mérito?
Y el papá, la observó mudo. Las palabras se le habían escapado. Y los guantes se le habían caído al piso. No sabemos si por la sorpresa o vaya a saber por qué.
Y allí fue que Lucy pensó: “Pobre papá… creo que me tengo que apurar a educarlo. Espero que no sea tarde.”
Pero como no se dio cuenta que había pensado en voz alta se asombró al escuchar a su padre decir:
- Ana, me pasás el termómetro por favor. – el problema es que lo dijo tan bajito que Ana no lo escuchó. El termómetro no le llegó. Y Lucy siguió pensando en voz alta y dijo: “creo que acabo de hacer un descubrimiento: Me parece que los adultos ya no piensan. Debo investigar por qué. Y como papá quedó agotado por el paseo mejor le pido a mamá que me ayude a investigar la vida de las ranas y las hormigas.
- Había decidido que saber es divertido, aprender hace crecer y que iba a ser una investigadora. Desde este mismo momento.
Lo que no sabemos por ahora es si el papá se recuperó de “la nueva Lucy”, y menos aún cómo y cuándo lo iba a seguir educando sin asustarlo. Las amigas sabías iban a ayudarla. Estaba segura.