"Lucy está preocupada"
Durante el paseo siguiente Lucy camina de la mano de su padre con cara de preocupación.
-¿Te pasa algo hija? No te veo muy feliz.
- Si, creo que me pasa.
- ¡Pero tendrías que estar contenta! Vamos a encontrarnos con "tu hormiga" y llevás puestos los guantes... No entiendo.
- Justamente eso. Estoy preocupada por algo que no entiendo. Es algo que vi por televisión y no me gustó nada. Así que lo voy a conversar con mis amigos.
- ¡Lucy querida! Las preocupaciones son para los grandes, sobre todo si lo ves en televisión. ¡Vamos! Sacá esa cara por favor.
A lo lejos, la hormiga junto al resto de la "comisión de bienvenida" (entre todos los participantes eligieron nombrarlo así) notaron su expresión:
- ¿Qué le pasa a Lucy que trae esa cara? -dijo Negrita.
- No tengo la menor idea -respondió Naná- Pero cuando le contemos sobre la invención de nuestro nuevo juego: "Los astronautas en el planeta de los barbijos", seguro se va a alegrar.
- Pero primero tenemos que saber qué le pasa -dijo la pata Pata que componía el comité.
- ¿Le preguntamos o esperamos que nos cuente? - preguntó el grillo.
- Yo pienso que como siempre primero debemos esperar, observar y luego decidir qué hacer. Además ella es quien elige si contarnos o no. Es su derecho.- dijo la maestra Pata.- Tal vez sea una buena ocasión para hablar sobre "los derechos".
- ¡Buena ocasión! -exclamó el grillo Tomás,-que se alegraba por todo con su buen carácter- No pierde oportunidad con su genio de enseñar ¿no?
- ¡Y si no para qué formamos este comité!- dijo la maestra Pata. -Divertirnos y aprender es nuestro lema. - No vamos a decir ¡"Ahh, pero qué cara traés"!
- Cierto - dijo Negrita -ella no sabe que por vivir en este parque aprendimos a escuchar a las personas sin que lo noten. Estoy segura que volvieron a meter la pata. Mejor esperemos.
Cuando llegaron Lucy y su papá el lugar del encuentro y Lucy, se agachó sin tocar el pasto, todos exclamaron al unísono:
-¡Hola Lucy que alegría verte! ¡Y qué lindos guantes rojos!
- ¿Como te fue?
- No vi a ningún niño con guantes rojos pero la verdad es que no encontré la forma de contarles el juego a otros chicos. Tengo que seguir pensando. Es difícil.
Y entonces a la maestra Pata se le ocurrió la forma de saber que le pasaba a Lucy con una introducción. Es decir, usar una frase para iniciar la conversación sobre la expresión de Lucy, y le dijo:
- Es que las personas son difíciles.
- Sí. Por eso elegí investigar el tema: "Algunas personas no piensan."
- ¿Y eso de dónde salió?
- Es que el otro día una amiga me contó que le preguntó a su papá de qué color era Don Corona y le contesto: "rojo". ¿Les parece?
- No, no nos parece. Es que a veces los grandes contestan cualquier cosa cuando se ponen nerviosos por no saber cómo hablar con sus hijos. Creen que cualquier respuesta ¡es! una respuesta. Y ya está.
- Igual no tendrías que perder las ganas de jugar por eso.
- Es que en mi investigación comprobé que las personas grandes no sólo no piensan sino que además tienen un problema con los colores.-se animó Lucy.
- ¿Para vestirse? -preguntó Naná orgullosa de ser verde.
- No. No es eso.
- ¡Ahh! Creo que ya voy entendiendo -dijo la maestra Pata.
Y todos la miraron intrigados. Pero por algo Pata era Pata. Y pasados unos momentos todos comprendieron de una mirada de qué se trataba. Sus corazones comenzaron a latir más fuerte. Esto les pasaba cuando surgía algo difícil de abordar, es decir tratar o sea hablar de algo. Sin embargo recobraban siempre la paz para tratar temas complejos, es decir temas que necesitaban pensarse de diferentes ángulos, es decir de varias formas y justo este era un tema complejo. Todos se miraron poniéndose de acuerdo sin pronunciarlo, y, uno por uno, fueron diciendo:
-¡A mi me encanta el color verde de Naná!
-¡A mi me parece encantador el blanco de la maestra pata!
- ¡A mi me deslumbra el color negro de Negrita!
-Y a mí el elegante color del Grillo Tomás!
- ¡Y qué decir de los diferentes colores del señor sapo!
- Si todos fuéramos del mismo color sería muy aburrido. Y nos alegramos de ser iguales aún siendo de colores y formas diferentes.
Pero yo estoy muy preocupada por lo que pudiera pasarte por ser de color negro, Negrita, por eso pensé cambiarte el nombre pero hasta ahora no se me ocurre ninguno. ¿Y si por ser de color negro te lastiman?
-¡De ninguna manera Lucy me voy a cambiar el nombre! No hay que ir para ese lado. Cada uno es del color que es, lo malo es que se piense que ser de color negro sea malo. Jamás se le ocurriría a la pata blanca lastimarme.
-¿Y por qué sí se le ocurre a mucha gente de color blanco lastimar a la gente de color negro?
Querida Lucy, primero te tiene que alegrar saber que esto no le pasa a todas las personas de color blanco. ¡Por suerte! Entonces sería bueno que ahora que te diste cuenta de esto sigas investigando en esa dirección. Pero no por esto tenés que dejar de jugar, cantar y divertirte. ¿Por qué? Porque si no lo hacés también resultarías lastimada.
Y luego de estas palabras todos ellos aplaudieron.
Y entonces Lucy dijo muy seria:
Es decir que esa gente no piensa. Que pensar no es eso. Que un pensamiento no lleva a lastimar por razones de color. Y que si lastima, no es de verdad un pensamiento. Ahora debo investigar qué es.
¡Muy bien Lucy! Y todos ellos se abrazaron. Se abrazaron porque podían hacerlo. Porque no eran personas. Y vieron que Lucy ya no estaba preocupada. Que ahora primaba la investigación, es decir que era lo primero, que se había convertido en importante, requería su interés. Es decir primaba.
Bueno Lucy, la próxima vez te contamos la invención de otro juego. Se saludaron con manos y patas. Luego Lucy se incorporó. O sea se levantó.
El papá la miró intrigado ya que su expresión no era la misma que al inicio de la salida. Y ante su silencio le preguntó:
- Que suerte Lucy que te veo mejor- dijo guardando su celular en el bolsillo.
- Sí papá. Hoy voy a dibujar todas las personas que pueda tocándose con los codos. Pero necesito que me hagas un favor.
-Sí Lucy. ¿Què favor?
-¿Me podés decir de cuántos y cuáles son los colores de la piel de las personas que viven en este mundo?
- Sì, sí- dijo el papá. Y sin saber que pensaba en vos alta fue repitiendo ¿Colores de las personas? ¿Colores de las personas?
Y al llegar, su mamá preguntó:
¿Y? ¿Cómo les fue?
-Ya te cuento Ana. Ahora tengo que usar la computadora. Y abrió Google.
Mientras Lucy buscaba hojas y crayones la mamá pensó en vos alta: "¿Qué le pasa a este hombre?" Y sin que se diera cuenta, absorta en su pensamiento, es decir asombrada y concentrada en su propia pregunta sin respuesta, se le cayó el cucharon que acababa de sacar de la olla al piso.
- Sabés mamá que voy a dibujar y después de comer voy a escribir un cuento sobre las personas que todavía no sé si se va a llamar: "Las personas que me dan verguenza."
Y cuando Lucy olió que la comida comenzaba a quemarse, debido a la distracción de su madre, pero no del todo. Dijo:
-No te preocupes mamá. A mi no me importa que la comida te salga un poco negra.